Una mujer que necesita escribir, una mujer que necesita amar y una mujer que necesita ser libre.
“Tienes un silencio vehemente; se siente que está cargado de esencias; es un silencio extrañamente vivo, como una trampa sobre un pozo, desde la cual se puede oír el murmullo secreto de la tierra misma”.
Anaïs es una mujer acuática, ninfa y Afrodita de sí misma, con ojos negros y no glaucos que saben contemplar cada alma que encuentran.
Náyade convertida en llave.
El ritmo es el silencio de los otros que desborda con sus palabras, la rebelión del amor, delicada y aún así vehemente, visionaria y exquisita.
Sensual y plena, envuelve y acaricia, también revela.
Stella, ese nombre protagonista, esa mujer que habita una pantalla, la del título, ese artefacto creado para proteger, pero también para falsamente exhibir.
Un sueño y una zambullida. En este libro se flota a la deriva y también se navega, más por imposición que por voluntad.
Lo que se ve sin jamás ser visto.
La belleza de los relatos es los de la sensibilidad femenina que transita siempre un laberinto. Diario en la forma más hermosa, la creada, la de una mujer que es musa de sí misma: Diosa.
Erotismo del alma que envuelve el cuerpo, palabra vuelta agua, volcada.
Un sueño que no se sueña, se presiente, intuye y prefigura.
Ojos que todo lo ven: brillante.
¿Más inspiración?
↓

Briseida Alcalá
Detrás de mí están mis libros, detrás de mis libros estoy YO.
Busco siempre la aventura del color, el aroma y el sabor.
