El cuerpo como la única materialidad posible, la confirmación de que todo lo que se ama es todo lo que se muere.
nosotros los que sabemos de morir
[hospital de neurología]
y de soportar la sobrevivencia desde la medianoche
hasta el advenimiento de la medianoche.
La asepsia de las palabras todo lo lavan para purificarlo.
La luz de una lampara en la habitación interna es a veces de aceite y por eso es amarilla y otra es artificial, blanca y cegadora.
El contexto en el verbo permanecer, es seguir continuar, sobrevivir.
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Una flor en el cerebro, la visión de todo lo que la memoria agolpa, la belleza que justifica y procrea, el origen de todo, una palabra y una mujer.
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la palabra estrella
la palabra madre
Que brille siempre.
La mujer algo que ya no se inventa sino que se indaga, se conoce, se habita, se ama, se pierde y también se extravía para odiar y así reconocer.
La noche es una mujer con la cabeza llena de flores.
ALEJANDRA PIZARNIK
Perdones que no llegan y así se anuncian, declarando las maravillas de todas y en todas la maravilla.
Lo oscuro como opuesto a lo luminoso, silencios insondables que de la enfermedad pasan a la rebeldía y después al olvido.
Tres libros en un sólo libro: el origen, la gesta, la memoria, entre todos la palabra y también el amor, de una mujer por el lenguaje.
La poesía de Cristina Rivera Garza es una carretera bífida: un camino que se bifurca entre la materialidad más tangible y rotunda y la posibilidad de lo contingente, de lo que podría o no suceder. Sus poemas son un lugar donde es viable que lo que es sea; pero, sobre todo, y como anhelaba Alejandra Pizarnik: que sea lo que no es.
SARA URIBE
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Briseida Alcalá
Detrás de mí están mis libros, detrás de mis libros estoy YO.
Busco siempre la aventura del color, el aroma y el sabor.
Briseida Alcalá 