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Un brindis por el St. Bernardus Day: historia, espuma y devoción cervecera

Cada 20 de agosto, las y los amantes de la cerveza belga celebramos el St. Bernardus Day, una fecha dedicada a honrar a una de las cervecerías más queridas del mundo.

La historia de Brouwerij St. Bernardus comienza en Watou, un pequeño pueblo al oeste de Bélgica, muy cerca de la frontera con Francia. Lo curioso es que esta cervecería no siempre fue cervecería: en 1946, era una fábrica de quesos dirigida por monjes de la abadía de Mont des Cats. Poco después, cuando la famosa Abadía de St. Sixtus (Westvleteren) decidió dejar de vender sus cervezas al público, fue esta modesta fábrica la que recibió el permiso y la receta secreta para producirlas.

Durante años, produjeron bajo licencia cervezas con el nombre de Westvleteren. En 1992, esa licencia terminó, pero St. Bernardus ya se había ganado su lugar propio en el mundo cervecero. Hoy, su línea (como la mítica Abt 12) es celebrada por su balance, complejidad y sabor a historia líquida.

El St. Bernardus Day no es solo un homenaje a su legado, sino una excusa perfecta para destapar una de sus botellas, servirla en cáliz, y brindar con paciencia como la espuma y todo lo que fermenta lento pero vale la pena.

Yo lo celebré como se debe: con la copa adecuada, clima nublado, y ese silencio que a veces solo una buena cerveza belga sabe acompañar.

Mi elegida fue la St. Bernardus Tripel, una ale dorada, especiada y luminosa, con notas a cáscara de naranja, clavo, pan dulce y ese final seco que limpia el alma. Ideal para tomarse con calma, como se contempla un vitral o se escucha una canción en otro idioma.

Para maridaje un pan rústico y queso maduro (nada que robe protagonismo, solo que complemente).


Pero en el fondo, no necesitaba más. Solo estaba yo, la espuma, y el momento exacto en que el trago se vuelve ceremonia.

Cada año, el 20 de agosto, los amantes de la cerveza de todo el mundo celebran el Día de San Bernardo. La cervecería elabora cervezas belgas bajo la marca San Bernardo desde 1992, aunque las recetas de cerveza existen desde mucho antes y provienen de monjes.

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