«Soy muy mexicano, no tiene remedio».
RUFINO TAMAYO
Emocionalidad del trazo
oscuro cielo
la mirada arriba
azul absoluto
a negro lentamente
ya la noche despierta

Tamayo entre lo moderno y lo espiritual
El perro espera, guardián del Lyobaa, tlalchichi o perro de tierra; Caronte cuadrúpedo que conoce que el negro es el disfraz oscuro del azul.
«La pintura de Tamayo no es una recreación estética;
es una respuesta personal
y espontánea a la realidad
de nuestra época».
OCTAVIO PAZ

Geometría en su obra
- Cambios de luz y también de perspectiva
- Cubismo exacerbado
- Formas que se reconfiguran porque recuerdan
No el kintsugi de la cerámica japonesa, Ni el hilo de oro del destino chino, sino el hombre de maíz: la evolución del Feral.
Rufino Tamayo es virgo: conoce la Tierra porque de ella surge.

Cae la máscara, no es carnaval; es procesión. Ríos de mezcal, baile y huipil; color pero sobre todo forma, geometría y composición.
Pintor único porque moderno, la única manera de ser clásico.
Rufino Tamayo (1899-1991) es uno de los artistas más reconocidos de la segunda mitad del siglo XX. Originario del estado de Oaxaca y de raíces zapotecas, Tamayo se dedicó a crear pinturas en “la tradición mexicana”, alejándose de la corriente política y nacionalista que dominaba el arte mexicano después de la Revolución Mexicana. Su exploración de la pintura como una actividad estética y espiritual lo distinguió de sus contemporáneos, como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, quienes buscaban transmitir mensajes sociales y políticos.
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