10 de octubre de 1995 – 10 de octubre de 2025
Hay aniversarios que no solo se celebran: se sienten en la piel, en los ecos de la adolescencia que aún respiran en nosotros.
Treinta años después, Tragic Kingdom sigue siendo más que un álbum: es un espejo de lo que significó crecer, amar, romperse y sobrevivir a los noventa con un corazón que todavía suena a guitarra y rímel corrido.
🌿 Un disco nacido del caos y la sinceridad
Entre 1993 y 1995, No Doubt atravesó rupturas personales y un caos creativo que parecía devorarlo todo.
Gwen Stefani, entonces de 25 años, escribía desde el temblor: la separación de Tony Kanal, la partida de su hermano Eric, la confusión de ser mujer y ser mirada.
De ahí emergió Tragic Kingdom, un álbum que no se refugia en la tristeza, sino que la convierte en energía pura.
Un disco que llora y baila al mismo tiempo, que transforma la herida en ritmo.
💔 La herida que se canta
Just a Girl fue el grito. Don’t Speak, la súplica.
Entre ambas canciones, una verdad: el pop también puede ser un lenguaje del desgarro.
“Don’t tell me ’cause it hurts”, canta Gwen, y aunque todos conocemos esa línea de memoria, hay algo nuevo cada vez que la escuchamos.
Como si el dolor se refinara, se hiciera adulto, pero nunca desapareciera del todo.
🍊 El reino trágico que aún vibra
Treinta años después, Tragic Kingdom sigue vendiendo copias, pero su verdadera permanencia es emocional.
Las guitarras ska, los coros agudos, el vestido rojo en el campo de naranjas: todo es parte de una memoria colectiva que no envejece.
Quizá porque cada quien tiene su propio Don’t Speak,
su propio Sunday Morning,
su versión de Just a Girl frente al espejo,
repitiéndose: todavía estoy aquí.
🕯️ Cierro los ojos y suena…
“It looks like rain again today…”
Treinta años después, sigue lloviendo sobre el Tragic Kingdom,
pero ya no duele igual.Ahora suena a memoria,
a fuerza,
a nosotros.
Briseida Alcalá 