No pensé que me iba a emocionar tanto por unos shorts.
Pero estos Nike de algodón me hicieron repensar el confort.
No es solo la forma en la que se ajustan al cuerpo —es cómo me siento adentro de ellos.
La tela respira conmigo.
Hay tecnología, sí, pero no se nota: se siente.
Como si el algodón supiera que me gusta moverme sin fricción, que necesito suavidad sin perder estructura.
Me los puse por primera vez y el cuerpo reaccionó:
me relajé, pero también me dieron ganas de entrenar.
Como si llevarlos fuera una invitación a habitarme mejor.
No hay elástico que apriete.
No hay costura que irrite.
Solo este tejido que acompaña mis pasos —sea en casa, en el gym o en los trayectos emocionales que no siempre se ven.
A veces, lo técnico también puede ser tierno.
Y estos shorts me lo recordaron.
