ese desdén con que la inteligencia y la sensibilidad pesan y contrapesan la adversidad y la dicha; esa delicadeza (a la que se sacrificó Rimbaud) que obliga a continuar rindiendo homenaje a los ídolos cuyos pies de barro finge no ver.
ROSARIO CASTELLANOS
Un joven busca en el cuerpo lo que no puede entregarle el espíritu.
¡Estiro los brazos! Suspiro, estiro las piernas…siento cosas en mi cabeza, ¡oh!, ¡unas cosas!.
Efluvios metafísicos en el poema como un reclamo por la independencia.
Toda la belleza en un rostro que sólo tiene como rival una flor, ese órgano copulador que no es femenino, ni masculino sino botánico.
El idioma culto de la nación bárbara; la Galia no es romántica sino erótica.
«Elevé mi voz inocente y pura a las celestiales altitudes!!!!».
Al centro la mujer, ese coño que es un agujero negro que no succiona sino que pare.
¡Y sin embargo ella se mueve!
La pureza está en la rabia que agita el corazón más duro: libra
