El café americano, ligero y profundo al mismo tiempo, tiene una historia curiosa: se dice que surgió durante la Segunda Guerra Mundial, cuando soldados estadounidenses en Europa añadían agua al espresso italiano para aproximarse al café al que estaban acostumbrados en casa. Así nació una bebida sencilla, de cuerpo amable, pero con la misma capacidad de despertar sentidos.
Prepararlo en casa es un ritual que combina cuidado y sabor. Necesitarás: café recién molido, agua caliente y tu taza favorita.
Modo de preparación:
- Mide aproximadamente 7–9 gramos de café por cada 180 ml de agua.
- Calienta el agua a unos 90–95 °C (no dejes que hierva).
- Vierte el agua lentamente sobre el café molido (puede ser en prensa francesa, V60 o filtro de tu elección).
- Remueve suavemente y deja reposar un par de minutos si usas prensa.
- Sirve y disfruta, observando el aroma y el color mientras el primer sorbo recorre tu boca.
Ligero o intenso, amargo o suave, el americano es más que agua y café: es pausa, atención y ritual diario.
Briseida Alcalá 