Hoy me regalé un momento para mí: un aguacate maduro, verde intenso, casi brillando bajo la luz de la mañana.
Lo abrí con calma, sintiendo la suavidad al cortarlo, el aroma fresco que recuerda tierra y sol.
Lo unté en mi pan integral, un toque de sal y limón, y mientras lo probaba, sentí cómo cada bocado me devolvía fuerza después de días de entrenamiento y ajetreo.
No es solo comida: es recuperación, mimo y memoria del cuerpo que necesita cuidar lo que da.
“Comer no es solo nutrirse: es reconectar con tu energía, tu ritmo, tu alegría.”
A veces, un simple aguacate puede ser más que desayuno: puede ser un recordatorio de que el autocuidado empieza por lo que ponemos en nuestro plato.
