Hay canciones que te atraviesan y te dejan brillando en la grieta.
Nothing Breaks Like a Heart de Miley es una de esas.
La escucho y siento cómo se enciende algo adentro:
un dolor que no se esconde, que respira fuego,
que avanza incluso cuando pesa.
El beat golpea como un recordatorio:
sí, me han roto.
Sí, he ardido.
Pero aquí sigo, caminando con el pecho abierto
y una luz que no se apaga.
Nada se quiebra como un corazón.
Y nada se levanta con tanta fuerza.
