La novela de Anaïs Nin explora la complejidad de la identidad a través de Lillian, una extranjera que navega sus vínculos amorosos en distintas ciudades. Cada relación revela facetas de su ser, mientras la ciudad se convierte en un personaje que refleja su infancia y su búsqueda interna. La autora revela su propia esencia a través del laberinto de sus experiencias.
