En este episodio, la ciudad y los cuerpos se mueven con una energía que parece a punto de desbordarse. Entre silencios tensos y gestos mínimos, todo vibra como en Big Time Sensuality de Björk: una corriente invisible que empuja, que enciende, que no necesita permiso para irrumpir. El instante es breve, pero queda latiendo mucho después de que la escena se apaga.
