Leyendas, mitos y miedos, se cruzan con los anhelos y secretos de dos hombres destinados a guardar una luminosa atalaya en The Lighthouse.
El novato es osado e inconforme, como corresponde a su edad, ansioso por quebrantar las fronteras de sus mayores, para obtener más de lo que se le otorga. El veterano representa al status quo que lo justifica, renuente a los cambios, sin más argumento que la convención del estado actual de las cosas.
El guión se entreteje desde la batalla eterna entre la juventud y la experiencia. Los roles se establecen desde el principio y así comienza un combate velado que los llevará al límite de sus capacites físicas y psicológicas.
El ratio de 1.19:1 es la primer distinción que conforma el ambiente funesto en que se desarrollan los acontecimientos, al que el blanco y negro brinda la belleza que la narrativa expresa como abyecta.
La fotografía es soberbia, planos cuidados y memorables que oscilan entre el dinamismo de los elementos y el estatismo de los personajes. Los movimientos de cámara nos sumergen en la narrativa en contraste con close ups abundantes y planos a detalle.En los interiores la iluminación es dura, logrando sombras acentuadas y largas que representan los horrores y peligros de que acechan y acompañan a los protagonistas.
Las actuaciones son medulares. Willem Dafoe está brindado como siempre en un personaje inolvidable, con tintes de los mejores dementes de la literatura, mientras Robert Pattinson se pone al servicio de la historia con la totalidad de un cuerpo que se convulsiona y contusiona según lo requiere la historia.
El diseño sonoro, mezcla el trinar de gaviotas, con el azote del oleaje y bramido ronco del mismo faro como leitmotiv que conformaexasperante cacofonía que añade a la tribulación que el espectador comparte con los personajes.
Aislamiento y confinamiento se ejercen con su peso sobre una consciencia débil, agobiada por las culpas y espoleada por la arrogancia.Leyendas, mitos y miedos, se cruzan con anhelos y secretos de dos hombres que son titanes de si mismos. El terror lo provocan y conforman el sopor del aislamiento, y el lastre de un tedio sin escape alguno, con una compañía indeseable e indeseada. No lo dejen ir.