Elena, una sexagenaria, comienza una cruzada con el cuerpo en contra y la voluntad a favor para probar que una madre siempre sabe.
Tres momentos: mañana, tarde y noche, asociados al movimiento de tomar la pastilla que le permite funcionar y combatir la enfermedad, es un hilo fabuloso para dividir en tres actos la historia y distinguir al libro.
Novela de misterio pero también narración de dos duelos, la descripción del deterioro del cuerpo que Elena maldice es también la vejez y la enfermedad, que determina como femenina, y que si así se piensa es porque también lo es la salud.
Convertida y convencida, Elena es el detective de su tragedia, para probar y así soportar; arrastra el cuerpo por la ciudad y la historia, haciéndonos conscientes de un modo que sólo logra esa palabra tan justa: «malestar».
En la vejez el cuerpo ya no está de nuestro lado pero queda la voluntad, ese vehículo que Nietzsche consideraba el de nuestra auténtica salvación y que para mí y para Elena es el amor. Me gustó.
Briseida Alcalá
Detrás de mí están mis libros, detrás de mis libros estoy YO.
Busco siempre la aventura del color, el aroma y el sabor.
