Imágenes desoladas y desesperanzadas pero hermosas e hipnóticas, ¿sueños, evocaciones o recuerdos?
Sylvia «has done it again«, y yo creo que empieza a sospechar y quizá a temer que será la penúltima, desde su cama de hospital obtiene claridad de todos los momentos finales que acumula, del entramado y entrelazado entre el éxtasis y la agonía.
Es una Lazaro femenina que sabe que muere sí, pero también que resucita, su conciencia del cuerpo está en las células, en las manos escorchadas por sostener palabras que provienen del fuego, sin terminar por consumirla.
El rojo un tinte que pigmenta estos paisajes verbales, sangre que anima, savia del árbol humano, el color de la ira, del crepúsculo, de la flor, del amor.
El Mar una voz que la despierta en un vaivén que el ritmo del poema expresa como el llamado de esa presencia latente, la Muerte.
Olas como cuestionamientos y llamados; preguntas para las que el poema es respuesta y bálsamo, entrada para un cielo disfrazado de abismos, oscuro pero no impenetrable.
La edición original del libro no respeta el orden que había decidido la autora, por lo que a la manera de Rayuela me puse a saltar entre sus páginas para leerlo como lo había querido la poeta.
Para leer mil veces.
Briseida Alcalá
Detrás de mí están mis libros, detrás de mis libros estoy YO.
Busco siempre la aventura del color, el aroma y el sabor.
Briseida Alcalá 