El maravilloso espíritu creativo de la gran Sylvia Plath plasmado y expresado en los Dibujos que le brindaron paz y la salvaron durante algún tiempo de la “espuma y el crujir de dientes” de la inmisericorde noche, recopilados en una espléndida edición de Nórdica Libros.
Otra Sylvia o quizá la misma reflejada en 44 trazos a lápiz, pluma y tinta, reproducidos en su tamaño original y pertenecientes todos a la colección personal del también poeta, Ted Hughes, dibujados en su mayoría en 1956, su primer año de casados.
Una emotiva introducción de Frieda Hughes, la hija de ambos, abre un libro que nos la presenta desbordante de creatividad y bullendo con entusiasmo artístico en una de sus facetas menos conocida.
Los dibujos están clasificados obedeciendo a la ubicación geográfica, y a cada uno antecede a manera de introducción cartas de Sylvia a Ted o a su madre, sentando inmejorablemente el ánimo y la perspectiva de determinados momentos de su biografía. Ventana a su proceso creativo y a sus propias observaciones y apreciaciones de cada uno.
Talentosa y brillante, en esto como en tantas otras de sus acometidas, sus dibujos se presentan como complemento de su obra literaria, confirmándola como una de las más importantes y resonantes voces artísticas. No lo dejen ir.