El dios que cambia por Oro Cadáveres
Esquilo
La guerra que seduce a los hombres como otra clase de sirena, prometiéndoles glorias terrenales con precios etéreos.
El único premio es la muerte, la peste, la desolación, la recompensa por caer en una trampa falaz que se dice feliz, por pelear por tierras ajenas descuidando la propia.
El regreso no puede ser otro que el de la deshonra, que descubren juntos marido y mujer.
Clitemnestra recibe feliz al Heraldo del fuego que anuncia que han vencido los aqueos y los atridas, ese nombre que está maldito porque reúne y resume toda clase de crímenes antes la familia: canibalismo, parricidio, fratricidio y Agamenon en la cúspide, antecediendo a Abraham en el sacrificio de Isaac, con la Ceguera convertida en engaño, pues el dios no pide, el dios siempre da.
Ifigenia termina por manchar virginal el destino de todo un pueblo, y convertirse en efecto ripple sangriento que nadie busca terminar.
La dicha de ganar no se compara nunca a la desgracia y afrenta de un hombre que sacrifica una hija por una victoria.
Los dioses no nos exigen sacrificios sino fe.
CLÁSICO
Los persas
Agamenon by Esquilo
My rating: 5 of 5 stars
Buenooooo, este Esquilo merece el título de tragediógrafo, aquí es el vahído tras el vahído a lo largo de monólogo y diálogo, ni Shakespeare logra esto.
Lo mejor es que anula por completo este desdén del siglo XXI por el spoiler, sabemos perfectamente el final y cada uno de los hechos, pero que nos lo cuenten tan bien es lo que termina por romper la cabeza y entonces el corazón.
Me gustó muchísimo.
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Briseida Alcalá
Detrás de mí están mis libros, detrás de mis libros estoy YO.
Busco siempre la aventura del color, el aroma y el sabor.
Briseida Alcalá 