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Qué me parta un rayo | Responso del Peregrino: Poética de la Oración

Una profunda meditación poética que explora la figura de María, representada como la elegida . A través de imágenes simbólicas, el autor reflexiona sobre la dualidad de la vida, la búsqueda de redención y la complejidad de las emociones humanas. La escritura evoca la ternura, la angustia y la esperanza en medio de la adversidad.

Ruego y súplica la oración es enunciación y también anunciación por la Bendita entre las mujeres.

Llena de gracia la elegida es única y por eso pura y fundamental.

Pila bautismal la de sus ojos, golondrina y también cuervo: dragón.

Una flecha que no dispara cupido sino una mujer que reconoce la simetría de la afinidad.

Su cabellera el lugar que pueblan todos los árboles de los que cuelga el Árbol del conocimiento, que por ser moderno pasa de largo el bien y del mal.

Escéptico pero no desconfiado el poeta se hunde en su silencio para escribir y edificar un solar como linaje para todas las que después vendrán.

Briosa y esforzada: decidida

El espejo ya no es un pozo seco, y tampoco un manantial estéril

Es un charco de agua, lluvia que ha caído y el suelo alberga, donde la contemplo.

Ezra la furia que te dice por sobre todas las cosas en un poderoso nomás, la de él se llama Francesca y la mía se llama María.

RESPONSO DEL PEREGRINO

                I

Yo, pecador, a orillas de tus ojos
miro nacer la tempestad.




Alí Chumacero

               

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