Confesión: no estoy aquí para prometer piel perfecta. A estas alturas, ya entendí que el cuidado de la piel no se trata de corregir, sino de acompañar. Por eso, cuando encontré el suero de Vitamina C de La Roche-Posay, lo sentí más como un ritual que como un producto. Me gusta cómo se siente, cómo huele, y sobre todo, cómo me recuerda que sí, puedo iluminarme a mí misma desde lo cotidiano.
En esta entrada te cuento cómo lo uso, qué cambios he notado y por qué, aunque no borra el pasado (ni las manchitas), me ayuda a mirarme con más ternura cada mañana. Spoiler: la clave no es el suero… es la constancia, el protector solar y la forma en que me hablo al aplicar cada gota.
Briseida Alcalá 