Boris Vian crea un relato lleno de extrañezas que revelan verdades ocultas, centrado en la vida de Jocquemort que explora el mundo peculiar con personajes inusuales en la tradición de Lewis Carroll. A través una narrativa centrada en acciones, se cuestiona la idealización de la infancia, y en Clementine ofrece una mirada cruda sobre la maternidad.
