Boy meets girl se traduce en Guillermo del Toro como girl meets monster, conformada a la manera de una entrañable fábula que reafirma la conexión como la cura infalible de la soledad en su laureado filme, The Shape of Water.
Elisa, la protagonista, es una joven recluida pero no limitada por su origen huérfano y su condición silente. Su trabajo como afanadora en unas instalaciones de máxima seguridad le llevan al inusitado encuentro con una excepcional criatura. Carente desde su propia singularidad de prejuicios, Elisa se sentirá fascinada y atraída no por el ente, sino por el individuo. Entre el silencio y el aislamiento mutuo se desarrollarará un vínculo en todo momento amenazado e incomprendido.
La inusitada premisa se desarrolla con un guión que presta atención a los pequeños detalles para potenciar y añadir a la narrativa. El tratamiento acierta también con la exposición notable de un romance que concierta lo áspero con lo delicado, mostrando la ternura con la misma candidez que la fiereza.
Con la Soledad como eje temático, del Toro despliega su particular sensibilidad para desarrollar personajes memorables que tiene a bien depositar en histriones capaces que logran inmediata empatía con el espectador. Así, alrededor de su historia principal teje viñetas que añaden otros pincelazos de incomunicación: discriminación, xenofobia y perspicacia histórica.
Sally Hawkins se confirma con Elisa como la musa atípica, que brota y florece en el medio adecuado, mientras que Octavia Spencer no desaprovecha a su Zelda, apropiando diálogos divertidos e incisivos, que la confirman como una presencia fuerte en todo cartel y temporada de premios.
Saturada en tonos azules, la fotografía resalta en todo momento el aspecto acuático del filme, expuesto con gratos planos a detalles y encantadores secuencias. La banda sonora completa la experiencia con el magnífico score de Alexandre Desplat y la selección musical de clásicos de la época, para concertar el halo fantástico que remarca los mecanismos evasivos de la imaginación en la desesperación, revelando y confirmando qué no existe nada más excepcional que el amor verdadero.
Se trata sin duda, de uno de los filmes del año. No la dejen ir.