Un poeta de la legalidad es el disfraz que oculta a Gabriel Syme, detective de Scotland Yardasignado a desbaratar la organización anarquista que amenaza el orden del mundo en El hombre que fue jueves de Gilbert Keith Chesterton.
Un paseo aparentemente fortuito encuentra al protagonista con un recalcitrante miembro del grupo, quien luego de discutir acaloradamente con él lo sumerge, junto a nosotros los lectores, por un agujero de conejo que terminará infiltrándolo en los peldaños más altos del mismo, culminando en una persecución implacable de su líder.
El libro, en la mejor tradición de los detectives británicos dispone de un título llamativo, un protagonista recto y un villano desmesurado. Con un ritmo adecuado la novela se pase entre el misterio, la aventura, la moraleja, el misticismo y el suspenso. Con los mecanismos del humor se conjuga una lectura en todo momento entretenida, que sabe hilar en contrapunto la ideología nihilista con la católica en diálogos acertados en boca de cada uno de los integrantes del Consejo Central. Los anarquistas empuñan la aniquilación, los detectives la tradición, enfrascados en una batalla vetusta que sigue por fortuna, sin tener resolución.
Lo memorable de la anécdota y otros caprichos de la inventiva evitan el ridículo gracias al talento del autor que revela y resuelve hasta donde es posible el misterio de un catolicismo empeñado en la continuación. No lo dejen ir.
Briseida Alcalá 