La fisura se vuelve brecha cuando la sola mención de un tercero pone en jaque un matrimonio que en apariencia lo tiene todo en Eyes Wide Shut.
El Segundo Vals de Dmitri Shostakovich y una Nicole Kidman desnudándose desenfada sientan de inmediato el tono de sofisticación y oscura sensualidad del filme en el que Cruise y Kidman, la pareja it del momento se rendía al icónico director.
De devota esposa a súcubo insidioso, la presencia de Nicole Kidman domina la película como una irresistible Alice, enigmática e indómita, convirtiendo a la imaginación en el verdugo del encantador doctor Bill, a quien Tom Cruise ofrece todo su carisma.
El distanciamiento entre ambos es evidente, miradas que no se cruzan sino que se esquivan, antes de verse inmersos en un mundo en el que los deseos se cubren de opulencia bajo el anónimato que brinda una posición encumbrada, para satisfacer apetitos básicos transformados en elaborados y extravagantes ritos. El diseño de arte brilla en un retrato de elaborada sordidez de perverso Carnaval.
Trastornado y confundido, el estado mental de Bill toma forma en tonalidades cerúleas que de a poco saturan cada imagen de su vida en común, significando la ponzoña de la duda.
La banda sonora acentúa la turbación y el dramatismo. El cambio de tono y ritmo es admirable y la puesta a cuadro impecable La conclusión será tan enigmática como elemental.
Todo sentimiento es complejo y nada es sencillo cuando se trata de sexo.
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Briseida Alcalá
Detrás de mí están mis libros, detrás de mis libros estoy YO.
Busco siempre la aventura del color, el aroma y el sabor.
