De padre fotógrafo, la imagen representó siempre para Frida Kahlo la posibilidad de descubrirse, inventarse y perpetuarse. Las de pincel la consumaron como una de las voces más detentoras del yo del pasado siglo, concepción que reafirma y complementa su grandioso archivo fotográfico personal, seleccionado y recopilado en una preciosa edición en Frida Kahlo: Sus fotos.
La lente es un mecanismo sublime para apropiarse del tiempo y capturar ininterrumpidamente el pasado en presente. La vida se crea, también se imagina. Se reinventa al reconstruirse, con la decisión y la intervención que se remonta al descubrimiento de un fabuloso archivo fotográfico de 6,000 fotos en los baños de la mítica Casa Azul, ese escenario de vida convertido en Museo.
Con ellas se forma un documento inestimable y ameno. El libro ofrece una de esas oportunidades irresistibles de entrada a un mosaico bullicioso de familiares, amigos, amantes y camaradas. Confluencia de una vida de imágenes fabricadas y espontáneas, formada con estupendos retratos profesionales y significativas instantáneas.
Se guarda y preserva lo que se piensa importante, lo demás se desestima cuando se desecha para formar un collage (en más de un sentido) de intereses y presencias; de realidades físicas, espirituales y anímicas, con instantes, ideales, ídolos y animales. Un ojo que cuando ve no niega también ser visto y una vida expresada en imágenes que más vale dejar de describir para apresurarse a descubrir. No lo dejen ir.
Briseida Alcalá 