Atom Egoyan retrata en The Captive las oscuras perversiones tras el rapto de una niña de 9 años, las huellas que su desaparición deja en su familia y los esfuerzos policiacos encaminados a encontrarla.
El tiempo está fragmentado y desordenado para mostrar el desconcierto ocasionado por un evento tan traumático. Los recuerdos de los personajes principales se mezclan sin que ningún recurso de estilo los distinga, lo que añade realismo al tratamiento; trazando además dos líneas paralelas que convergen y se complementan, una la del secuestro y sus consecuencias y otra más la del comienzo de la relación personal y profesional entre los detectives asignados al caso.
Situada en la porción canadiense del distrito de Niágara, el eterno invierno transmite la sensación de desamparo de las víctimas, con los blancos saturados, y los paisajes desolados.
El director no permite que el morbo empañe la estética pulcra de la cinta, pues nos priva de la crudeza de la imagen, dejando en cambio sólo la reacción de los personajes ante el horror de un voyeurismo llevado a sus más oscuros alcances. Si les interesa está disponible en Netflix. No la dejen ir.
Briseida Alcalá 