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Criollo

Criollo es una aventura exquisita por los sabores oaxaqueños, de la diestra mano de Luis Arellano.

Oriundo de la región, el chef despliega su conocimiento y dominio de la gastronomía en un restaurante imperdible en una ciudad plagada de sabores. 

Situado en una vieja casa del centro de la ciudad, el restaurante no ofrece menú sino una degustación siempre inédita de 7 tiempos, expresando la confianza del chef en su destreza y en la calidad de sus ingredientes.

El diseño del espacio expresa el mismo discurso que el concepto en su totalidad. que todo el concepto, una mezcla balanceada entre tradición y contemporaneidad. El fogón, siempre encendido cocina y tuesta tortillas que rápidamente llegan a la mesa junto con salsas verde y rojas en vajilla de barro impecable.

El primer sabor no proviene de un bocado sino de un trago, con la infusión de guayaba y cola de caballo que es el maridaje constante de toda la comida, y que se completa con su selección de mezcales, vinos, mixología y cerveza.

La espera es breve pero la anticipación inmensa. Las entradas o botanas fueron esquites poblanos de una cremosidad exquisita y de una tostada de aguachile de lengua con pure de aguacate y cilantro, en la que destaca la suavidad de órgano complicado de dominar.

El segundo tiempo brinda el confort de una correcta sopa de frijoles salvajes con tortillas y al que le sigue un tamal de hongos con chile guajillo, crema, y acelgas, que destacaba por la textura de su masa aterciopelada. cuya masa tenía una textura aterciopelada.


El cuarto tiempo fue un pescado del tipo dorado, cuya frescura aprecia quien conoce los sabores del mar, todavía jugos y en el que se percibia una nota sutil de la siempre deliciosa manteca de puerco. sobre un caldillo de camarón, con habas, nopales, chícharos, jitomate, berros y cebolla encurtida. Esta fiesta de saborescon la predominancia suave del sabor del pescado.

El plato fuerte fue una barbacoa de short-rib, con las legumbres a punto, una especie de estofado, con el que se ofrece tortilla para comerlo en taco.

El prepostre cumple su función de limpiar el paladar con la frescura de jícama con mezcal y una especie de mermelada de chamoy con chía, que me remitía a una jicaleta enmezcalada y deconstruida.

Mientras el postre fue una fiesta de sabores, texturas, colores con pay de manzana, higo caramelizado, panacota de guayaba y calabaza.

Sabores logrados y delicados, que logran la refinación de la mesa fina sin perder su esencia. No lo dejen ir.

Ubicación

Calzada Madero 129, Oaxaca de Juárez. 
01 951 351 1908 
info@criollo.mx 

Aconsejo reservar con anticipación. Bon apetit.

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