Un paisaje nevado hermoso y aislado es el fondo que cubre de belleza una tragedia cuando Samuel es encontrado muerto luego de caer de la ventana de su ático.

El suceso ocurre dentro del primer acto del film y concluye con un montaje poderoso: una canción absurda retumba en toda la casa, como el testigo de la tragedia que apenas se hace evidente.

¿Suicidio o asesinato? Su muerte comienza una investigación y un posterior juicio que está centrado en un tratamiento sensible e inteligente que también tiene un estudio y desarrollo de personajes.

El guión estructura más que una descripción una persecución de la verdad, pero más importante aún una necesidad de ella, no por los adultos que ofrecen de acuerdo a sus intereses su propia versión, sino de Daniel el hijo de ambos, (Milo Machado-Graner); una construcción y elección de personaje muy interesante, por su posición dentro de la historia, pues la víctima es el padre y la acusada la madre, él sólo quiere entender para poder aceptar, seguir, sanar.

Su debilidad visual es aprovechada también por la directora para un interesante y también poderoso examen sonoro de los acontecimientos.

La recreación de una grabación presentada como evidencia en el juicio es uno de los momentos mejor logrados del filme, con grandes actuaciones de Sandra Hüller, que recuerdan a historia de un matrimonio.

La postura lógica con la que siempre argumenta, la frialdad y el grado de conciencia que siempre muestra no la exime de la ternura cuando habla de su esposo y de su hijo, tampoco de los conflictos que surgen entre dos creadores cuando uno elige lo doméstico sobre lo productivo.

Familiar pero no predecible, el diseño sonoro, el tratamiento y las actuaciones saben llevar del grito al diálogo y finalmente al acuerdo, que es la manera de transitar las relaciones humanas. Me gustó.

Past Lives

Marriage Story