Categorías
amor Cine Film Infancia Lo masculino maternidad oscar paternidad

Kramer vs. Kramer

Ted (Dustin Hoffman) y Joanna Kramer (Meryl Streep) forman un feliz matrimonio y una feliz familia junto a su pequeño hijo Billy (Justin Henry). Eso claro es lo que cree Ted hasta que Joanna le confiesa que no lo ama y los abandona a él y a su hijo, regresando 15 meses después a solicitar la custodia del niño.

Robert Benton construye con esta premisa un magnífico drama familiar que aborda uno de los hitos más dolorosos en la existencia de un ser humano: el divorcio y las terribles consecuencias en todos los involucrados.

La película plantea una interesantísima cuestión de género, en caso forzoso de elegir, a quién necesita más un niño, a su padre o a su madre, o bien, quién tiene más derecho a quedárselo. El rol de lo típicamente femenino que adopta Ted le da a la historia un enfoque revolucionario para la época.

Con un guión sensible (basado en la novela de Avery Corman)  y un tratamiento tan inteligente, los hechos se presentan de modo que no hay héroes ni villanos, sólo hombres y mujeres de verdad, sujetos a equivocarse, no una, ni dos, sino las veces que sean necesarias, que descubren y se redescubren, junto a su hijo, por su presencia o su ausencia.

Meryl Streep está magnífica, como una de esas mujeres que no fueron hechas para el matrimonio ni la vida conyugal, pero que arrastradas por la convención se encuentran inmersas en una existencia asfixiante con la que ya no pueden más. Su maravillosa interpretación dota de tal fragilidad al personaje que no podemos, aunque queremos, odiarle.

Lo mismo va para Dustin Huffman, El largo viaje de su personaje es más notorio, pues de un hombre egocéntrico se convierte en alguien cuya prioridad es su hijo, es decir, en un padre.

El pequeño Justin Henry no desmerece, ayudado por Dustin fue merecedor incluso de una nominación al Óscar.

Destaca también el ritmo de la película, que abre con uno de los momentos de mayor tensión dramática, y vuelve a apretar las tuercas fuera de la convención esperada.

Las pequeñas escenas que construyen la cotidianidad de Ted y Billy son de lo mejor de la cinta, pues equilibran los duelos histriónicos entre los actores principales y la vuelven mucho más humana y accesible.

Ganadora de las cinco categorías consideradas como principales en los premios de la academia: Mejor película, mejor director, mejor actor, mejor actriz y mejor guión (en este caso adaptado) la película ha envejecido muy bien. Producida en 1979, su calidad asegura que puede seguir siendo disfrutada actualmente y por muchos años por venir. No la dejen ir.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s