Ben Wheatley revela la distopía oculta en toda utopía
con su adaptación fílmica de la novela homónima de J. G. Ballard.
La película está narrada desde la perspectiva del doctor Robert Laing, uno de los inquilinos de la Torre Elysium, complejo habitacional concebido para satisfacer cada una de las necesidades de sus habitantes, y que en su misma estructura revela la jerarquía social del mundo exterior, con las clases bajas en los niveles inferiores y las acomodadas en los superiores. En la punta de la pirámide social habitando el penthouse, el creador mismo de la Torre, el arquitecto.
Ambientada en los 70, el diseño de arte y la fotografía realizan un gran trabajo para representar la época, logrando con el atractivo estilo visual de la primera parte remarcar la siniestra vorágine que le ha de seguir.
Sobresale la notable entrega de Tom Hiddleston con el personaje más intrigante y también más humano y la estampa clásica de Jeremy Irons como el arquitecto.
Caja de petri magnificada, el edificio permite el encuentro y roce entre clases sociales normalmente alejadas; poco se necesita para provocar la supremacía de los instintos, descendiendo cada vez más a la brutalidad y el frenesí.
El resultado, previsible y horroroso tiene resonancia con mejores y más evidentes obras de la literatura ;y si bien la película se siente corta en el desarrollo de personajes, compensa con una mirada futurista a los nuevos roles de la mujer y del hombre, señalando además la responsabilidad del capitalismo en el callado caos que impera en la actualidad.
Un filme interesante que reserva lo mejor para el final. ¿Ya lo vieron?
Briseida Alcalá
Detrás de mí están mis libros, detrás de mis libros estoy YO.
Busco siempre la aventura del color, el aroma y el sabor.
