Hay días que nacen con un verso y se sostienen con una comida.
Después de leer a Alfonsina —“Pero duermo y no duermo, porque siento”—,
quise que el plato del mediodía tuviera algo de eso: fuego que no quema, calma que se come con las manos.
🥣 Ingredientes (para 1 porción)
- 1 taza de arroz blanco cocido (mejor si está tibio)
- 100 g de salmón fresco o sellado
- ½ aguacate maduro, en rebanadas
- 1 cdita de semillas de sésamo negro
- 1 cdita de salsa de soya
- ½ cdita de siracha (o al gusto)
- Un toque de aceite de ajonjolí (opcional)
- Sal marina al gusto
- Cerveza mexicana bien fría, para acompañar
✨ Preparación
- Prepara el escenario.
Tazón blanco, limpio, luminoso. La comida entra primero por los ojos y el alma. - Sirve el arroz tibio, base del equilibrio.
Sobre él, acomoda el salmón en láminas o cubos —puede ser fresco, sellado o ligeramente ahumado. - Agrega el aguacate, su suavidad verde que calma el fuego.
Espolvorea el sésamo negro, deja caer la soya en hilos lentos,
y el toque rojo de siracha como firma final. - Marida con cerveza mexicana.
La espuma dorada funciona como descanso entre bocados,
recordando que el placer también puede ser ritmo.
💧 Pausa rosa
Entre plato y tarde, bebe un vaso de agua de sandía:
sandía licuada con agua fría, una pizca de sal y hielo.
Sabe a infancia, a tregua, a la parte del poema donde Alfonsina flota sin hundirse.
🌙 Cierre del día
Bajo la luz tenue, el vaso se derrite lento.
La jornada termina como empezó: sintiendo.
Escorpio respira en lo que se come y en lo que se calla.
🕯️ Nota final: Alfonsina
Alfonsina Storni escribió el insomnio como quien se mira desde el agua.
Su palabra tiembla entre la vida y el sueño,
entre la orilla y lo profundo.
Este diario empieza con ella:
porque cada sorbo, cada plato, cada pausa que sostiene el día,
es también una forma de sentir sin hundirse.
«Pero duermo y no duermo, porque siento.»
