
Cabeza arriba y los ojos vueltos al cielo, el hombre mirando a las estrellas buscando iluminación, consuelo, respuestas. Plegaria silente que jamás recibe réplica. De ese remoto hogar partirá un hombre ordinario en un maravilloso viaje interestelar, que lo llevará de la curiosidad al terror, del coraje a la soledad y de la duda al conocimiento.
Libre de las leyes físicas, ataduras terrenales y debilidad corporal, recorrerá la infinitud del espacio por años luz, mientras sus recuerdos dejan de importarle, al ser reemplazados por las memorias de otros mundos, unos primitivos y otros nuevos; con otros hombres, otros colores, otros sonidos, otros olores. Será testigo del ascenso y caída de incontables civilizaciones, conocerá sus momentos de fracaso y gloria. Observará impotente la lección repetida, jamás aprendida. Vislumbrará también la sombra del Hacedor de Estrellas, el inconforme original. Creador y criatura se acercarán a cada instante sin jamás rozarse, mientras el primero busca la armonía del ser y el segundo la comprensión y el conocimiento. Ensayo y error, un desfile de nuevas criaturas ejemplificarán la evolución existencial y cósmica.