
Vida y obra se funden en un todo convergente e indivisible en la autobiografía del maestro del cine, Jean Renoir.
Convencido de la importancia determinante de las circunstancias en la formación de todo individuo, Renoir conforma cada uno de los capítulos del libro alrededor de acontecimientos, objetos, lugares y personajes desde la particular influencia que ejercieron en su existencia.
La infancia se rememora borrosa a través de memorias y referencias propias y ajenas de una crianza particular en la que la creación significaba búsqueda, peregrinaje, intervención.
Testigo de las transformaciones del mundo, Renoir experimentaría las Grandes Guerras y todas las nocivas consecuencias del progreso. La causalidad le conduciría de ceramista a guionista y luego actor y director. De lo fantástico a lo real, De lo natural a lo artificioso. De Catherine Hessling a Dido. Del blanco y negro al color. De Francia a Estados Unidos.
Aquí, nada resulta trivial y con naturalidad los recuerdos se convierten en los hilos del entramado fabuloso que conforma al hombre para ofrecer en la lectura más que una interesante aproximación al desarrollo de la filmografía, su lúcida concepción y cruzada por distinguir y arribar al paraje de lo auténtico.