
Natalia Beristáin retrata en los adioses la complicada coexistencia entre las dos amores de Rosario Castellanos, la literatura y Ricardo Guerra.
El guión de María Renée Prudencio realiza una proeza, evocar la voz de la poeta para presentarla con verosimilitud a partir de los conflictos, intrincados y cotidianos de una mente que piensa, pero más aún siente.
Su soledad primigenia la deja desamparada a merced de una pasión en la que todo vierte, expresada en con diálogos espléndidos que no rivalizan sino mejor aún complementan la selección que incorpora extractos de su obra.
Las actuaciones a punto, presentan no un duelo sino un encuentro. Karina Gidi está brindada al personaje, no la emula, desde la interioridad la construye, mientras Daniel Giménez Cacho entrega en su Guerra a un hombre complejo, presa, a pesar de su afecto e inteligencia, de las convenciones de su género.
La edición es el vehículo para establecer un diálogo entre el ir y venir de una pasión que nace, florece, germina, se establece y finalmente se marchita, para enfrentar el instante con el recuerdo, retratando la presencia de la interioridad en una mente de tal sensibilidad. De este modo la directora la imagina que es la única manera justa de darle vida. De lo mejor del año. No la dejen ir.
Si les interesa está disponible en la plataforma de amazon prime.