
Una historia sinuosa que toma toda clase de direcciones y un guión donde el crimen abarca el drama pero deja también espacio para la comedia y hasta el romance en el ingenioso filme Tirez sur le pianista de Francois Truffaut.
Una persecución abre el filme, con los peligros que ésta siempre conlleva, para una vez pasada la amenaza inmediata mostrar al fugitivo conversando con soltura y comodidad con un desconocido.
Así, en un tono casi de farsa, el director logra evitar la densidad propia del género para abordar su historia con una naturalidad que brinda numerosos momentos divertidos. Desde el caso omiso prestado por el protagonista a sus solemnes soliloquios, hasta un par de viñetas insertadas para ilustrar lo qué sucede en otro lugar en ese preciso momento.
Los diálogos, sin ser jamás ceremoniosos ofrecen algunos momentos lúcidos y reflexivos que añaden más profundidad a las capas de la historia.
Las actuaciones están muy bien logradas, especialmente la de Charles Aznavour como el protagonista, un tipo simple envuelto por toda clase de extraordinarias circunstancias que irán develándose una vez que su recién adquirida tranquilidad se vea bruscamente interrumpida por la aparición de su hermano mayor, el hombre perseguido de la primera secuencia.
Igualmente agradable resulta el tema musical, leitmotiv que no se toma jamás en serio y los distintos y amenos giros de la trama.
La firme voluntad del director de sacudirse todo posible cliché mantiene así la frescura original del filme, preservándolo desde entonces propositivo y altamente disfrutable. No la dejen ir.