Un joven huérfano ve trastocada su existencia luego de verse forzado a auxiliar a un evadido en Grandes Esperanzas, obra maestra de Charles Dickens.
El relato, soberbio por donde se le vea sigue las andanzas de Felipe Pirrip, conocido como Pip, quien huérfano de padre y madre vive con su hermana, una mujer de terrible carácter y con Joe, el amable esposo de ésta. Conforme con su destino aciago y limitado, Pip lleva una vida tranquila que en las primeras líneas se sobresalta y ya nunca vuelve a ser la misma.
Los enigmas, complicaciones y enredos de toda biografía son llevadas aquí con maestría por la pluma de Dickens, quien además de narrar una historia en todo momento interesante y entretenida captura toda la confusión que significa ser niño, llevando con gracia la narración a los dolores que inflige la conciencia, marcados aquí por el personaje de Estella, otra huérfana cuyo destino es trastocado, como el de todos los niños por la voluntad de los adultos y que le señala su condición de diferente en clase y condición social. Ésta se asentará profunda en el alma de Pip como la causa primera de todas las ilusiones e insatisfacciones venideras.
La lectura ofrece también un vistazo a la estratificación social imperante en Inglaterra, y a escala de valores que de ella emana. El uso del humor, otra de las características del autor se hace presente en pinceladas brillantes, junto a la exploración de ese subsuelo de la realidad en el que más nos convendría movernos, gestando una narración magistral con hilos sueltos que se ataran en el final, mientras la existencia transcurre con sus sobresaltos y sus minucias y Pip experimenta el arrebolamiento y también el desencanto. No lo dejen ir.
Una respuesta a «Grandes Esperanzas»
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