1982, el 35 Festival Internacional de Cine de Cannes, una habitación de hotel, una cámara de 16 mm estática, una grabadora Nagra y un televisor. En este lugar Wim Wenders cuestiona a 15 cineastas sobre el futuro del film ¿Es el cine un lenguaje a punto de perderse, una forma de arte al borde de la muerte?
El resultado es un interesantísimo documental que evade la pertinencia temporal de la pregunta para trascenderla y permanecer, igual que el cine, relevante.
De los consagrados a los nóveles, cuasi insignificantes, con presencia de ambos sexos y un espectro diverso de nacionalidades y lenguajes se construye un mosaico que va del optimismo a la fatalidad y también a la incertidumbre. Godard, Herzog, Spielberg, Antonioni y hasta el mismo Wenders representan todos un eslabón en la historia del cine.
Ante una situación idéntica recibimos variadas respuestas. La filmación revela no sólo las opiniones sino también las personalidades de cada cineasta. Como experimento y testimonio fílmico sobre las razonables preocupaciones de la amenaza que representó la llegada del video para el cine es excelente. Apela, por supuesto sólo a los cineastas y a los cinéfilos, pues es a ellos quienes concierne.
La variedad de puntos de vista, la inseguridad de unos, la certeza de otros, construyen las distintas aristas de una verdad que aunque se insinúa no se materializa.
Interesante también la presencia intrusiva del aparato de televisión, el cual roba por momentos nuestra atención para competir con el moderado estimulo que representa el discurso del interlocutor. Así, breve pero brillante, la metáfora no escapa para representar el poder de la caja frente al filme. RECOMENDADO.
Briseida Alcalá 