Conformado como “biografía visual”, Efraín Huerta: Iconografía ofrece una mirada privilegiada a la memoria visual del poeta.
El olor a tinta fresca impregna sus recuerdos como aprendiz de tipógrafo y desde el autorretrato de la portada es evidente la importancia en su vida de las imágenes, que en su juventud ejecutaría con trazos y en la madurez con vocablos.
Concebido como complemento a su obra, el libro ofrece una oportunidad que es también privilegio para asomarnos a los testimonios de su vida pública y privada, desde el peregrinar por el Bajío de los primeros años hasta ese segundo nacimiento de los hombres verdaderos que ocurriría en la ciudad de México, donde dejaría de designarse Efrén para convertirse en Efráin.
Las evidencias de su transformación son también testimonio de sus amistades, colegas, afectos y primeros esfuerzos, además de un significativo retrato de la vida intelectual del México del siglo XX. No lo dejen ir.