El malestar existencial agudizado por el abismo infranqueable entre todo hombre y su padre en la espléndida novela el Adolescente de Fiódor Mijáilovich Dostoyevski.
Golkoruki, el protagonista, posee un inusitado origen, germen y fuente de todos sus pesares, es hijo natural de un noble, pero legítimo de un siervo, machacado en todas sus aspiraciones por la estratificación inalterable de la Rusia zarista.
Narrado en primera persona, la primera parte de la novela recuerda mucho a Memorias del subsuelo, con los monólogos irascibles e iluminados del protagonista. Obcecado, introspectivo e impulsivo, relata un episodio muy particular de su vida con su padre como eje fundamental de su existencia, el tono confesional en que está escrita establece una complicidad con el lector, y a través de conflictos, aparentemente complejos e inusitados, recalcan la significación determinante de la figura paterna en la existencia de un ser humano, particularmente en su valoración como individuo dentro de una colectividad.
Impecable como el resto de su obra, la novela explora además las preocupaciones perennes de su autor: el cristianismo, la dicotomía ineludible de la virtud y el vicio, la mujer como senda hacia la redención y la perdición, y el padre como figura mítica de toda vida, adorado y/o odiado pero siempre extraño. No lo dejen ir.