Una sola curvatura de la normalidad la reinterpreta, para ofrecer una mirada estremecedora sobre la existencia en Pájaros en la boca y otros cuentos de Samanta Schweblin.
Como un escalofrío la narración recorre el cuerpo, a través de escenarios con una poderosa carga visual que emula y remite al cine, en las que la extrañeza reemplaza algún aspecto de lo cotidiano.
Los personajes transitan estas irregularidades en la omisión y también en el acto que los violenta para soportarla o rebasarla en el olvido de la convivencia y también de la supervivencia. Sorprende la capacidad de la autora para habitar el género, a veces masculino, otras femeninos, siempre humano.
La excepción es entonces el punto de partida para la reflexión sobre lo peor de nosotros, los deseos que se conceden o se niegan, lo terrible que resulta el olvido pero peor lo inexcusable. Combada así la realidad nos ofrece un reflejo para mirarnos, y reconocernos. No lo dejen ir.