El neurocientífico David Eagleman logra la proeza de un libro fascinante y sencillo que nos revela la compleja maquinaria oculta tras bastidores de la consciencia, apenas el velo que recubre el sofisticado aparato que llamamos cerebro.
El título alude al anonimato bajo el que el órgano opera, colocándonos en el escalafón recóndito que disfraza como superior lo apenas aparente.
Los fenómenos extraordinarios que relacionamos como pensar y sentir resultan tan impresionantes que se atañen a lo incomprensible, una materia intangible que por supuesto tiene una base fisiológica que apenas comenzamos a comprender.
La noción se explora en gran parte a través de la visión, el sentido con el que nos relacionamos con el exterior y que más que ofrecernos la imagen de la realidad la inventa.
Nuestra participación directa se descubre insignificante en los procesos mentales de los que ni siquiera nos enteramos, dejando paso al cerebro para realizar sus complejas operaciones sin la irrupción y estorbo de la consciencia.
La genialidad es el resultado entonces no de una inspiración ni de la ocurrencia, sino de un mecanismo amplio y a menudo prolongado que cruza información en un sistema complejo de sistemas locales en todo momento interconectados, y más fascinante aún, a menudo enfrentados.
Este desdoblamiento del entendimiento es la primera noción retadora de la lectura, pero no será la única. Su análisis de los procesos cerebrales se ofrece como la revelación a una ceguera existencial que equipara el ego con la consciencia y este con nuestra identidad como individuos. La tercera y más difícil concepción de abordar es el libre albedrío, que se replantea con la autonomía que impide la independencia, pues lo que ocurre en la mente está oculto, escondido, inaccesible.
De este modo se diluyen nociones como responsabilidad y culpa, con todas sus implicaciones y posibilidades para la construcción de un futuro mejor. Con el mérito último y único del conocimiento, la voluntad de forjar desde la instrucción un mundo más justo, brindándole el mérito de los mejores libros, cambiar nuestra manera de ver el universo y a nosotros mismos. No lo dejen ir. Imperdible.
creemos ver el mundo perfectamente hasta que alguien nos dice que no es así.
Briseida Alcalá 