Con el delicado aleteo de las mariposas como fondo transcurre el romance entre Cynthia (Sidse Babett Knudsen) y Evelyn (Chiara D’Anna), ama y esclava, maestra y alumna. Ambas se ven envueltas en un intrincado juego de poder y seducción.
Haciendo buen uso del elemento sorpresa, la trama es completamente imprevisible, no sabemos quiénes son nuestras protagonistas, sus motivaciones y verdaderos afectos. Lo descubriremos lentamente, fascinados por sus pequeñas rutinas, sus pequeños secretos.
El atractivo erótico pronto es superado por personajes cuyas capas queremos pelar, una a una, dibujadas sobre una historia sólida, con actuaciones comprometidas. Sidse Babett Knudsen resplandece como la controladora Evelyn, poseedora de un increíble magnetismo, mientras que Chiara D’Anna nos muestra cómo la sumisa Cynthia es capaz de más de una sorpresa.
Exquisita en forma la película es un brillante retrato de las relaciones amorosas desde el punto de vista sexual: la lucha de poder, los intereses compartidos, la forzada compatibilidad y sobre todo el genuino afecto y deseo de permanencia.
La banda sonora a cargo de Cat’s eyes no hace más que sumar a esta sensación estilizada y ornamental, cuyo punto más alto se alcanza en una estupenda secuencia onírica que hubiera deseado para conclusión. El epílogo posterior no la supera pero lejos está de reducirla. La película confirma a Peter Strickland, su director, como una promesa dentro del mundo de la cinematografía. Imperdible.
Briseida Alcalá 