La tradicional escena de créditos aparece en la pantalla y un grupo de nerviosos espectadores se revuelven en sus asientos con emoción. Se pone fin a 30 años de espera para conocer lo que sucedió en esa galaxia tan lejana. Los amados y conocidos protagonistas han envejecido, muerto o desaparecido. La historia está por cambiar ¿o por repetirse?
El Imperio se ha derrumbado, pero sobre sus ruinas empieza a levantarse la Primera Orden, mientras que la Alianza Rebelde es ahora la Resistencia. De los primeros conocemos poco, excepto que se mueven dentro del lado oscuro, con el Líder Supremo Snoke como maestro y Kylo Ren como el aprendiz.
El inicio es lento, vamos conociendo a los nuevos personajes, reencontrando a los viejos, buscándolos también. Los subtextos están ahí para quien les quiera ver, como el fantasma del fascismo, latente siempre, con sus huestes ordenadas y una maquinaria de guerra siempre a punto. De a poco se revelarán los oscuros secretos, las interconexiones, las motivaciones. Otros enigmas quedarán sin resolver, apenas insinuados en espera de la continuación.
Lo mejor de la película gratamente no se encuentra en la nostalgia, el guión toca los lugares comunes necesarios para que la audiencia conecte con los nuevos personajes mientras le da un giro a la tan conocida historia. De lo mejor también es su villano, un Lord Sith defectuoso, dividido, atormentado y el inolvidable BB-8, el nuevo androide.