El Palacio de Bellas Artes alberga plástica, historia, pero también buenos tragos y bocados.

Entre monumentos y obras maestras es fácil pasarlo de largo. Lo encuentras franqueando la escalinata principal y junto a la tienda de regalos se encuentra un espacio de viaje en el tiempo nombrado como Café del Palacio, un espacio espléndido para tomar un trago antes de un concierto o después de una exposición.

Es pequeño pero distinguido, como el resto del recinto, con una selección breve pero bien cuidada de de platillos internacionales, postres y tragos. Se ha convertido en parada obligada cada que asisto al reciento, para comenzar, sin importar la hora con un Manhattan.

Amante de los entrepanes, mi orden consiste siempre del que considero como el mejor sándwich que jamás he comido, que justifica, junto a lo majestuoso de la ocasión, el regreso.
Se trata de este baguette french dip, con roast beef que se deshace de tan suave: mayonesa de chipotle, queso manchego nacional y el jugo que desprende, concentrado para funcionar como salsa y aderezo, servido en un tazoncito, invitando a bañarlo o sumergirlo, y al que sólo acompañan un montoncito de confit de cebollas al vino blanco que terminan por completar el hechizo.

La trifecta la completa el pastel de chocolate y nueces, del tipo fleurless, al que la harina de nuez le brinda delicadeza y sabor y que acompañada de un capuccino completa una experiencia perfecta. No lo dejen ir.



Pavo horneado, queso crema Roquefort y rodajas de manzana
Dirección:
Av. Juárez S/N Centro Histórico Ciudad de México
Precio promedio por persona:
$400
Horario:
martes a domingo: 11:00 - 17:00