En lo aparentemente trivial y mundano esconden su mano el destino, la historia y la muerte, tejiendo siempre una sigilosa urdimbre que resulta imperceptible y que Charles Dickens revela en Historia de dos Ciudades,en la que la revolución francesa ofrece un marco magnífico para una de las más célebres y posiblemente la mejor de las novelas de un imprescindible de la literatura.
El año es 1775, vientos de cambio ululan en el horizonte, aunque no les presten atención oídos sordos. La vida, con sus pequeños y grandes momentos continúa siempre. Se nace, se crece, se ama, se sufre, se muere. Muy pocos logran escuchar los resonantes y amenazadores pasos que se avecinan: la brutalidad, el caos, la guillotina.
Artífice del lenguaje, Charles Dickens los presenta, descubriendo y uniendo los hilos elementales y también el de oro; trazando también un símil entre la existencia de las dos principales capitales europeas: París y Londres.
El relato no pierde vigencia, con el carácter cíclico de la historia humana, capaz siempre de encumbrar y envilecer en cada una de sus mejores y peores épocas, manteniendo con éste y sus otros méritos, como su capacidad de interesar y entretener de principio a fin, su carácter como clásico de la literatura.
Si les interesa pueden leerlo en línea aquí. Imperdible.