
Con una extraordinaria sensibilidad, una voz inconfundible y un innegable amor por la música, Amy Winehouse forjó en Back to Black uno de los discos imprescindibles de la pasada década.
Arreglos modernos a juego con un alma atemporal, el disco pronto se convirtió en himno a las relaciones fatales. Letras crudas, con imágenes íntimas y cercanas de amaneceres solitarios. Temas breves pero intensos sobre los demonios personales y el amor como camino y fin de la autodestrucción.
Hit instantáneo, Rehab se encargó de introducirnos a su sonido único, convirtiéndose después en el recordatorio de su inminente desgracia. Ni piedad, ni exaltación, You Know I’m No Good es el reconocimiento sin disculpas ni lamentos de la previsible adversidad.
En Me & Mr. Jones la suavidad de las armonías vocales son el fondo perfecto para el lucimiento de su potente voz. El tema que da título al disco, Back to Black es sin duda también otro de los mejores, en todos los sentidos.
Melancolía en su forma más pura, Love Is a Losing Game es el apesadumbrado reconocimiento de la más dura de las realidades. Mi favorita personal, Tears Dry on Their Own posee la cualidad de una letra igual de cruda, opuesta a una alegre melodía, para gozarla sufriendo. Wake up Alone es también inolvidable con sus percusiones suaves y aterciopeladas vocales.
Algunos fuegos, antes de apagarse, consumen. No lo dejen ir.