
Jim Jarmusch reválida hasta sublimarlas la belleza de las cosas pequeñas en Paterson, su maravilloso nuevo filme.
Adam Driver está estupendo como uno de los especímenes más difíciles de topar y representar: un buen tipo. Observador atento, su trabajo cómo conductor de autobús le permite una cercanía a las microhistorias con las que también se conforma el relato, instantes de lucidez y agridulce patetismo del pueblo, sus paisajes y sus habitantes. Musa y compañera de vida, Golshifteh Farahani, añade a la historia la dimensión de la soñadora empedernida, incorporando con su extravagancia elementos memorables al diseño de arte.
La poesía impregna toda la cinta, las palabras brotan, caen, flotan, para envolverlo todo con la belleza inexplicable pero no intransferible de una vida bien vivida. El silencio contribuye a establecer un ritmo sereno y acompasado en el que cada detalle suma y cuenta para conformar este tejido de verdadera vida. Recomendado.