Las decisiones propias y ajenas preparan y conforman la tragedia de toda vida en Mamma Roma de Pasolini.
Anna Magnani está espléndida como la mujer que da título al filme, una personalidad larger than life, en total consonancia con el apasionado carácter italiano. La película la presenta en la introducción imprudente y osada, irrumpiendo con unos cerdos el banquete de bodas de su antiguo amante, alzando su copa ante una recién recobrada libertad.
Toda esperanzas, se encuentra lista, luego de una vida de privaciones y sacrificios a comenzar una nueva vida reunida con Ettore, su hijo, una que está vedado para siempre por la trágica mano del destino. La voluntad no será suficiente para sortear barreras de crianza y origen. Reunidos conocerán la dicha, también el despertar sexual y todas las caras del desencanto.
Filmada principalmente en exteriores, el filme retrata la desolación entre paisaje urbano y rural, evidenciando el aislamiento social como todo porvenir. Los protagonistas deambulan errantes, encontrando desgracia cuando buscan dinero o aventura. Retenidos extramuros en un pasado recurrente que se empeña en sumergirlos en el fango.
Peregrina de una noche eterna, Magnani recorre los matices entre la dicha y la miseria; inundando doliente u ocurrente con carisma la pantalla, su risa, escandalosa y contagiosa, es barricada ante la adversidad. Espléndidos planos secuencias revelan el pasado como todo desventura. El vicio se acumula y reconcentra en círculos que se transitan sin posibilidad de salida.
Confinados en el microcosmos de la periferia, un plano general recurrente simboliza que esos sueños no serán más que anhelos no cumplidos, promesas no realizadas y futuros jamás logrados. Una madre que desesperada cuestiona la injusticia divina y un hijo ofrecido en un nunca retribuido sacrificio.
Si les interesa pueden verla en línea aquí. No la dejen ir.
Briseida Alcalá 