Trainspotting

Parte utopía, parta anarquía, parte decadente lozanía, Trainspotting invierte la escala de valores impuesta por la convención en una juventud ya no rebelde sino indolente.

Con una linealidad circular, la película narra las desventuras de Mark Renton. (un Ewan McGregor en su mejor forma) y el grupo de amigos formado por Spud, Sick Boy, Tommy y Begbie.

Basado en la novela homónima de Irvine Welsh, el filme insigne de Danny Boyle acomete el mensaje en una gloriosa forma que exuda juventud gracias a su dinamismo de video musical, perfectamente acorde con la época.

Desde la inolvidable escatología, el guión no deja fuera el aspecto desagradable de una existencia consagrada al cuerpo; un hedonismo hueco pero enérgico en el que el placer es motor y guía para transitar la exaltada renuncia de vida de personajes sedados y privados del desencanto de un mundo al que transitan indiferentes, y del que participan para tomar lo necesario para acceder a lo único que da sentido a su vida, la droga.

A diez años de su lanzamiento y a días del estreno de una secuela tan esperada como temida, la película se mantienen en óptima forma, la banda sonora sigue sonando gloriosa, la polémica vigente e intacto su vigor y sugerente estética, pero primordialmente su centro de gravitación argumental, al seguir cuestionando nuestras pasadas o venideras elecciones de vida. Recomendada