
Entre emanaciones y espejismos, Alí Chumacero atraviesa la frontera de la región primordial de la noche y la muerte. Adán arruinado, el poeta descubrirá latiendo un corazón abrasado tras el encuentro.
Navegante de las revueltas aguas del sueño, transita entre el hipnótico vaivén a través de imágenes nítidas de las opacidades que sólo puede expresar con claridad el silencio.
Vivo entre los muertos o muerto entre los vivos nos obsequia la visión de su recorrido de un mundo conformado por sombras y espejismos.
La mujer como el otro, la circunstancia siempre insólita del enamoramiento, el reflejo turbio, y el espejo roto de ese par de ojos. Un volver a un tiempo circular y eterno en el que siempre fuimos, somos, seremos. Recomendado.