Por mucho tiempo sólo un sueño, el viaje a la Luna formó parte de la mente y la obra de los grandes de la ciencia.
En su más célebre cortometraje, Georges Méliès le dio la forma de una fantástica aventura, ingeniosa y divertida, llena de artefactos ilusionistas muy acordes con su formación como mago.
Se trataba de su cortometraje número 400, el más ambicioso y con un presupuesto inmenso para la época, 10.000 francos.
Filmada en 1902, el despliegue de efectos visuales y el carácter artesanal de la obra la mantienen vigente, no sólo como un notable antecedente del cine de ciencia ficción, sino como un increíble ejemplo de los alcances de la imaginación y el talento.
Los hermanos Lumière inventaron el cinematógrafo, pero fue Méliès quien percibió sus posibilidades como medio creativo y de expresión, germinando la semilla que después sería flor.
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Obra maestra.
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Briseida Alcalá
Detrás de mí están mis libros, detrás de mis libros estoy YO.
Busco siempre la aventura del color, el aroma y el sabor.
